Padre nuestro que estás en los cielos
Santificado sea tu nombre
Vénganos tu reino,
Hágase Señor tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo
Danos hoy el pan nuestro de cada día
Perdona nuestras deudas,
Como también nosotros perdonamos a nuestros deudores
No nos dejes caer en tentación, y líbranos de todo mal
Así sea
EXPLICACIÓN ESPIRITUAL
Humanidad volved a mí, empezad por orad como yo os enseñe para que sintáis la paz de mi llegada, orad espiritualmente delante de mi sintiendo aquellas frases que os enseñe y que dicen: PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN LOS CIELOS, cuantas veces estas palabras que son una invocación para mi presencia las habéis pronunciado sin sentirlas. Al deciros que os elevéis espiritualmente no borro de vuestro corazón aquella oración modelo, solo quiero que en vez de hablarme con los labios lo hagáis con el pensamiento y que en lugar de concretaros a repetir una por una las frases que componen esa oración os inspiréis en ellas para que los pensamientos que forméis en vuestro espíritu lleven como el padre nuestro: amor, humildad, fe, respeto, conformidad y confianza en el padre.
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En el segundo tiempo mis apóstoles me preguntaron cómo debían orar y les enseñe la oración perfecta, que vosotros llamáis EL PADRE NUESTRO. Ahora os digo a vosotros: inspiraos en esa oración, en su sentido, su humildad, en su fe y esencia. Para que vuestro espíritu se comunique con el mío, porque ya no deben ser los labios materiales los que pronuncien esas benditas palabras, sino el espíritu el que me hable con su propio lenguaje.
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Unos dicen que Dios está en los cielos pero no saben lo que dicen ni comprenden lo que creen, el cielo es la felicidad suprema a donde llega un espíritu por el camino de su perfeccionamiento en donde no existe el pecado ni el dolor. Mucho habéis luchado y mucho tiempo habéis necesitado para transformar vuestras creencias y conceptos, y aun tendréis que esforzaros más para alcanzar la meta espiritual a que os he destinado y que es la de conocer a vuestro Padre; amarle y rendirle culto a través del espíritu. Hasta entonces comenzareis a presentir la verdadera gloria del espíritu, aquel estado de elevación, de armonía, de paz y bienestar que son EL PARAÍSO VERDADERO a donde todos habréis de llegar.
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Quiero que aprendáis a orar, a conversar con vuestro Padre celestial: meditando y sintiendo todo aquello que queráis comunicarme. Con aquel fervor y verdad con que os enseño Jesús, más no imitéis a los que diariamente repiten una y más veces: hágase señor tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Y en realidad no saben lo que dice. Porque en verdad no están conformes con mi voluntad. Aprended a pedir y también a esperar sabiendo que nada escapa a mí caridad, confiad en que mi voluntad se manifieste en cada una de vuestras necesidades y pruebas. Orad en los momentos de prueba, con una oración breve pero limpia y sincera, y os sentiréis confortados. Y cuando logréis estar en armonía con vuestro Señor podré deciros que mi voluntad es la vuestra y que vuestra voluntad es la mía. Ahora os enseño la oración espiritual la que no brota de los labios sino de lo más profundo de vuestro espíritu y que con humildad y confianza me dice: SEÑOR HÁGASE EN NOSOTROS VUESTRA VOLUNTAD…
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Aquí me tenéis de nuevo en el tercer tiempo, vengo a entregaros el pan de la vida eterna del cual comerá la humanidad. En el segundo tiempo yo fui a los corazones, en otras ocasiones ellos me buscaron pero en todos los casos mi amor como ahora es el pan de vida eterna que les entregue en la esencia de mi palabra. Fue en una de esas veces cuando el maestro realizo el milagro de los panes y los peces. Como una demostración de que cualquier pan alcanzará cuando sea compartido con amor y sin distinciones. Porque la conformidad y la fraternidad serán también un sustento.
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El pan con el que represente mi cuerpo fue tan solo un símbolo. Hoy os digo: TOMAD EL PAN DE MI PALABRA, BEBED EL VINO DE SU ESENCIA Y OS SUSTENTAREIS ETERNAMENTE…
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¿Cuántas veces me habéis prometido perdonar a vuestros hermanos, sea cual fuere la ofensa que os hiciese? Me habéis pedido fuerzas para poder cumplir y os las he dado, más cuan pocas veces habéis cumplido con vuestras promesas. Vuestra conciencia que pide y espera de vosotros obras perfectas será la que no os deje tranquilos hasta que sepáis practicar con vuestros hermanos el verdadero perdón…
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Ahora quiero que me imitéis, que arrojéis de vuestro corazón las pasiones para que ahí en vuestro interior se aloje la paz de mi espíritu divino y me invitéis a tener en vosotros mi santuario. Más cuando hayáis vencido el mal os sorprenderéis que la tentación la habéis formado con vuestras pasiones, tendencias, debilidades y pecados. Comprended que si queréis dominar vuestras pasiones y rechazar la atracción que el mundo ejerce sobre vosotros. En mi palabra podéis encontrar la luz y la fuerza para hacerlo. YO solo os digo: VELAD Y ORAD para que no caigáis en tentación…
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El mal que es el conjunto de todos los pecados humanos, de los vicios y de la ignorancia ha imperado por mucho tiempo sobre los hombres. Más es mi voluntad que ellos mismos destruyan ese poder, para ello yo os ayudare. Les prestare mi espada para que con ella venzan al mal, ese poder caerá destrozado, su influencia será rechazada de todos los corazones. Sus voces serán desoídas y sus indicaciones ya no serán obedecidas. El espíritu se emancipara y estará sobre el pecado, la materia se doblegara por fin y las pasiones llegaran a ser contenidas.
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HUMANIDAD os parece imprevisto el dolor, la miseria y el caos que os envuelve en este tiempo, si estáis sorprendidos es porque no os interesasteis por mis profecías y no os preparasteis. Todo estaba previsto y todo estaba anunciado pero faltasteis a la fe y ahora apuráis las consecuencias como un cáliz muy amargo.
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A quienes me piden con verdadera angustia que os libre de cuanto os asecha, amenaza y aflige, a todos estos yo os digo como lo hice en aquel tiempo: Que puede temer el que está conmigo, no os alejéis de mi y os sentiréis seguros en cualquier tiempo y en cualquier sitio. Si teméis es que no estáis en el camino o estando en el, habéis debilitado en vuestra fe…
Mi paz sea con vosotros.
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Fuente:
El Tercer Testamento, Revelaciones del Espíritu de Verdad, 1866-1950
Contactos: temas_2001@yahoo.com, patypalencia@yahoo.com
www.eltercertestamento.org
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