-
Bendito, alabado y glorificado seas Padre mío.
Tú que te has dignado descender de tu alto trono
para dirigir tus palabras a nosotros que, a pesar de ser hijos tuyos,
nuestras culpas nos hacen indignos de recibir tu bendita y santa palabra.
-
Gracias te damos, Padre nuestro y misericordioso, por la infinita clemencia
con que te dignas tratar con los que sólo merecen el rigor y peso de tu justicia.
Gracias te damos, una y mil veces, por la gracia y dones con que,
sin ningún merecimiento a cada instante nos pones de manifiesto
a tu infinita misericordia.
-
Hoy Padre clementísimo, recibe esta oración, como testimonio de las
Infinitas mercedes y gracias con que, a cada paso, siembras en nuestro camino.
Te pedimos que no alejes de nosotros tu Santo Espíritu hoy y siempre
Y principalmente a la hora de nuestra muerte.
Que todos caminemos con la bendición de Dios padre, Dios hijo y Dios espíritu santo.
Así sea.
DESPUÉS DE UNA LABOR O SANACIÓN ESPIRITUAL
-
Damos infinitas gracias a los buenos espíritus
que se han dignado venir a comunicarse con nosotros.
Les suplicamos que nos ayuden a poner en práctica
las instrucciones que nos han dado.
Haced que nos fortifiquemos en la práctica del bien
y del amor al prójimo. Deseamos igualmente que esas
Instrucciones sean provechosas a los espíritus sufrientes,
ignorantes o viciosos que hallan asistido a esta reunión
sobre los cuales imploramos la misericordia de Dios.
Así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario