QUE LA PAZ SEA ENTRE MIS HERMANOS

Este sitio fue creado para el adoctrinamiento del espíritu por medio de las enseñanzas de las divinidades y otras jerarquías entregadas por mentes preparadas desde 1866 hasta la fecha.

A través de este medio pretendemos publicar la información para compañeros de la congregación y todo aquel que desee conocer nuestra doctrina. De esta forma queremos compartir el conocimiento del verbo de salvación para la humanidad de este tiempo. Nuestro objetivo es despertar la parte espiritual con ayuda de la reflexión, el estudio y el análisis para mejorar nuestra forma de vida.

Si eres un buscador con mente abierta que quiere conocerse a sí mismo, comprender el por qué estamos aquí, como servir a nuestros semejantes, la forma de progresar más allá de este mundo, conocer más del autor de la vida, desde la perspectiva de la espiritualidad…

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Aquí encontraras una recopilación de los apuntes en investigación que te servirá como apoyo en cualquier etapa de la vida, como medio de consulta e investigación y en la obra espiritual.

Te comento que en este sitio no buscamos cambiar las creencias, lograr beneficio económico o personal, ganar creyentes o fieles; solo nos interés dar a conocer la verdad de una forma sencilla, objetiva y completa para facilitar la comprensión de los usuarios.

Esta y mucha información de interés podrás encontrar en este espacio, por lo que te hacemos una cordial invitación para que conozcas nuestro contenido.

Las publicaciones están divididas en la siguiente clasificación y color:

Cátedras (mensajes de las divinidades):
Mensajes recibidor a través del entendimiento humano, transmitidos por seres de mayor evolución así como de las divinidades. Estos mensajes son recibidos por mentes preparadas que establecen la comunicación con el mundo espiritual y divino de la creación. (Estos textos son entregados a partir de 1987 a la fecha).

Textos originales (mensajes de las divinidades):
El contenido de estos textos son: digitalización de textos originales, audios, imágenes y libros espirituales de 1866-1950 de otras congregaciones espiritualistas (al final se menciona autor y/o fuente)

Textos personales (James Gullo):
Publicación de apuntes personales producto de investigación, análisis, reflexión, inspiración, meditación y canalización.

Investigación:
Información complementaria para el sitio de diversos temas, en versión original. (Al final se menciona autor y/o fuente)

RECUERDA:
ESPIRITUALIDAD = AUTOCOMPRENSIÓN + AUTODEPURACIÓN + AUTOCONTROL + AUTOTRANSFORMACIÓN + AUTOEVOLUCIÓN

12/5/10

EL USO DE LA INDEPENDENCIA Y LAS CONSECUECIAS DE LA DEPENDENCIA

YO SOY YO, TÚ ERES TÚ
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Hola!
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Qué extraño título el de este boletín, parece contradecir todo lo que hemos aprendido en nuestro caminar espiritual, parece contradecir el In Lak' ech a lak' en (yo soy tú, tú eres yo) de los Mayas.
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Pero por extraño que parezca, esta vez sí vale, porque es una afirmación desde el ego.
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El ego no se identifica en el otro desde la Consciencia, sino que se identifica en el otro desde la carencia. Por esa razón en las relaciones humanas el ego tiene la tendencia a poner en la espalda del otro la razón de su existencia, su felicidad, la responsabilidad por cumplir sus expectativas. Esta creencia que le hace buscar por fuera de sí es resultado de esta identificación con su propia limitación.
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Visto así, es mejor decir yo soy yo y tú eres tú, porque solo así se comienza a aceptar que la felicidad existe solo dentro de cada uno de nosotros .
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En servicio, Santiago
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La mayoría de nosotros quiere sentirse acogido, saber que los amigos son amigos, que contamos con la familia o que la pareja nos ama tal y como somos. Sin embargo, a pesar de que esto sea un anhelo general, la vida cotidiana parece dirigirse en otra dirección: las relaciones entre las personas se desarrollan a partir de la obligación de cumplir con las expectativas y no precisamente, de la confianza en la mutua aceptación. Tal parece que si no somos lo que el otro espera, es posible que suframos una de las sensaciones más conocidas y también más temidas: el rechazo y el abandono.
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Y claro, estamos dispuestos a hacer todo lo posible para evitar ese sufrimiento, inclusive a renunciar a ser como somos. En estas circunstancias, el momento más liberador surge cuando nos damos cuenta que, precisamente, nuestro deseo de lograr ser lo que el otro espera es el verdadero origen del dolor.
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Y es que curiosamente, el miedo de no ser aceptados nos conduce a esconder aspectos de lo que somos. Por este camino perdemos nuestra autoestima, para garantizar así la supervivencia de una relación que nos vuelve indignos. ¿Será que podemos renunciar a complacer las expectativas de los demás? ¿Será que podemos asumir las consecuencias de atrevernos a ser nosotros mismos?
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En la búsqueda de una respuesta a estas preguntas, Fritz Perls, famoso terapeuta de la década de los setenta, escribió lo siguiente con la intención de mostrarnos que el encuentro es el fruto de la plena y libre expresión de los seres humanos y que la complacencia o el cumplimiento de la expectativas no puede ser ni una obligación, ni el eje de los vínculos:
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“Yo soy yo y tú eres tú,
Yo hago lo mío y tú haces lo tuyo,
No estás en este mundo para complacerme,
No estoy en este mundo para complacerte,
Si en el camino nos encontramos será hermoso
y si no, no hay remedio.”
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Qué maravillosa y difícil idea, pues según nuestras creencias, suponer que no tenemos el derecho de exigir el cumplimiento de nuestras expectativas nos deja prácticamente sin libreto. Ignoramos que complacer al otro es, más bien, una gentileza o un regalo.
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Hace poco una mujer joven que trabaja como docente me relataba lo triste, desilusionada y molesta que se sentía, pues se daba cuenta que sus compañeras de grupo tenían interacciones desagradables con ella. Por ejemplo, le contestaban sin mayor compromiso, como si ella no fuera importante. Esto, a pesar de que ella las sentía como sus amigas y en efecto se había comportado como tal, pues les organizaba las fiestas de cumpleaños, estaba pendiente de sus vidas personales y valoraba sus aportes en el trabajo. Sufría, se resentía que no recibía lo mismo y, aun más, percibía que deliberadamente la aislaban.
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Claramente se sentía rechazada, experimentaba todos las síntomas dolorosos asociados a esta experiencia: sensación de no valer, deseo de retirarse del trabajo, ganas de llorar, ambivalencia acerca de si era digno hacer un reclamo o más bien comenzar una lucha de poder y devolver con la misma moneda; o tal vez, pensar que ella era romántica e ingenua pues en verdad la amistad no existe.
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Indudablemente se encontraba muy apesadumbrada. Le pregunté si ella tenía otras amigas. Me contó que sí, que con sus compañeras de colegio era muy diferente, que con ellas se sentía tranquila y libre de ser como era. Esto nos ayudó: pudimos concluir que la amistad sí existía.
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Entonces abordamos otro punto: le pregunté cómo había llegado ella a creer que sus compañeras de trabajo eran sus amigas y me contestó que a ella le gustaba ser amiga de las personas. Es decir, eso era su expectativa, no era un acuerdo con las otras personas. Notó entonces como su propio deseo de ser amiga la llevó, como se dice popularmente, a ensillar antes de traer las bestias. Se dio cuenta que su dolor y rabia tenían que ver con lo que ella esperaba y no necesariamente con un rechazo, pues en realidad no se daban las condiciones para el encuentro. Sus compañeras no hacían su parte para establecer una amistad; probablemente no la deseaban.
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Se quedó pensando y me dijo: “En realidad no son mis amigas, son sencillamente mis compañeras de trabajo.”
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Cuántas veces, como ella, sufrimos inmensamente porque el otro -amigo, cónyuge o familiar- no hace lo que le corresponde para construir el vínculo que nosotros deseamos, cuántas veces el miedo a la soledad nos hace permanecer en una relación en la que nos sentimos rechazados. Recordemos que al elegir cambiar nuestra expectativa frente al otro, podemos cambiar el rumbo de nuestra vida si decidimos que lo importante es que haya encuentro y no la obligación de cumplir expectativas, que solo así nos sentiremos acogidos.
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EL SENTIDO DE SENTIR,
por María Antonieta Solórzano
Escrito por: Santiago Mariño
www.de2haz1.com

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