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Este mundo formado con amor, se ha convertido en un valle descuidado, olvidado y maltratado. ¿Qué no habéis entendido lo que significa vivir y lo que necesitáis para bien vivir? Mirad este huerto maravilloso con su sol, calor, vida, aire, agua, tierra, frutos, flores, campos, montañas, astros, lagos, mares, animales, minerales, y vegetales. Está a vuestro servicio… ¡No lo olvidéis!
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Si los hombres supiesen sentir y comprender todo el amor con que la naturaleza se derrama en ellos, todos serían mejores, pero unos son ignorantes y otros son ingratos. Apreciad y cuidad el aire puro que os alimenta, conservad los campos con sus frutos y sus flores, recordad que la tierra abre su seno para recibiros cuando morís. Tenéis en esta naturaleza el agua que bebéis y que es semejante a la verdad, porque es cristalina, transparente y pura. Bajo su acción, se fecundan los campos y germinan las semillas que son una verdadera fuente de vida y salud.
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Observad en la creación, esa obra bella y maravillosa que son las flores, que engalanan vuestra vista, que embalsaman el ambiente y que os inspiran. ¿Habéis visto la armonía en la que vive toda la creación? ¿No os parece que todo obedece a una sola ley? Mirad el sol, semejante a un padre que abre sus brazos para abarcar en él a todas las criaturas en un abrazo de vida y de amor, de luz y de energía. Mirad cómo al contacto de su calor, las flores se abren, las aves trinan y los seres trabajan.
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En todo lo creado hay vida y existe sensibilidad, hasta las mismas piedras son sensibles y vosotros que sois parte de la misma vida. ¿No deseáis, aunque sea unos instantes, reflexionar sobre la creación y agradecer su bondad, cuidando de vuestro mundo en todos sus órdenes? Mas como todo ha sido profanado por el hombre, las aguas están contaminadas, el aire está viciado, por lo tanto, no sorprendáis si la naturaleza os da muestras de su descontento: la tierra se estremecerá, el sol hará caer sobre este mundo rayos candentes que quemaran la superficie. Los colindantes serán tocados de un polo a otro, la tierra os negará su fruto y los ríos se secarán.
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El fuego surgirá de la tierra, los vientos se desencadenarán y las aguas arrasarán comarcas y naciones. Ante todo esto, yo os pregunto: ¿Será menester que el dolor os acompañe para que os detengáis a reflexionar? ¿Por qué no os decidís a vivir en armonía con toda la creación? Observad el universo que os rodea y admirad la obediencia y precisión con que todos os reinos cumplen su destino. Meditad en el reino animal, ved la abeja, la hormiga, el gusano, comprended la alegría que existe en los nidos de las aves, de ellos tomad la armonía.
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Si así lo hacéis, veréis de nuevo el cielo limpio, los campos fecundos, las aguas en su corriente volverán a ser puras y el mar será más clemente; habrá frutos en los árboles, flores en los prados y las cosechas abundantes. El solo será el mismo que enviará su calor vivificante, los ríos serán limpios, las tierras estériles serán fértiles, los elementos volverán a su cauce, porque habrá armonía entre el hombre y las leyes dictadas por el autor de la vida.
Bibliografía:
Temas del Tercer Testamento, Ediciones: El nuevo mensaje
Contactos: temas_2001@yahoo.com, patypalencia@yahoo.com
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