QUE LA PAZ SEA ENTRE MIS HERMANOS

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Textos originales (mensajes de las divinidades):
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Investigación:
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RECUERDA:
ESPIRITUALIDAD = AUTOCOMPRENSIÓN + AUTODEPURACIÓN + AUTOCONTROL + AUTOTRANSFORMACIÓN + AUTOEVOLUCIÓN

3/7/09

EL PUEBLO DE ISRAEL, SU LEY, SU DOCTRINA Y SU PERMANENCIA A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS

3 La Doctrina del Espíritu Santo, el Espiritualismo, en este Tiempo viene a aclarar el misterio de la ley de reencarnación de los espíritus, ley de justicia y de amor, explicando claramente el porqué de su existencia, el porqué de su justicia; ley que no podía faltar entre las leyes divinas, porque si así fuera, dejaría de ser perfecto y justo el Espíritu Divino.
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4 El Señor no reveló ampliamente esta ley en los tiempos pasados, porque la evolución de vuestro espíritu no lo permitía; no era llegado aún el tiempo para que esas cosas le fueran reveladas; sin embargo, hubo algunos indicios de ello en los tiempos pasados.
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6 Y también el espíritu del hombre, desde los primeros tiempos, tuvo la intuición íntima, recóndita, de que la reencarnación del espíritu existía.
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7 ¡En cuántos espíritus, desde los primeros tiempos de la Humanidad, ha anidado la idea de volver a esta Tierra después de la muerte! Unos, por no estar todavía satisfechos con sus experiencias en la vida; otros, porque habían dejado una obra sin concluir, a la que habían consagrado toda su vida y su esfuerzo, y por ello el espíritu sentía la necesidad, el anhelo inmenso, de volver, de resucitar, de reencarnar para terminar la obra comenzada.
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8 Así, muchos espíritus albergaban la intuición de que esa ley existía.
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9 Uno de los mayores indicios que el Padre dejó traslucir al pueblo de Israel en el Primer Tiempo, fue a través de Elías, el llamado Profeta del Carro de Fuego.
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10 Elías significa "rayo de Dios" en hebreo arcaico, y señales de Su presencia en ese tiempo las podréis encontrar si estudiáis la mitología y las tradiciones de culturas muy antiguas.
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11 Elías, el profeta, el gran espíritu que hoy, en el Tercer Tiempo, os viene preparando y que vela por vosotros, iluminándoos con su luz, encarnó en aquel tiempo y fue reconocido por el pueblo de Israel.
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12 Su potestad era grande, Su palabra semejaba al trueno; la justicia que por Su conducto Dios manifestaba era imperiosa, inexorable, y era temido por todos, temido en Su potestad, en Su fuerza, en Su celo y en las grandes manifestaciones con que actuaba su espíritu sobre su materia.
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13 Él era el enviado de Dios y se dejaba someter a prueba por las multitudes de adoradores idólatras; era él quien combatía la idolatría de los hombres con Sus prodigios y sabía salir avante, con el poder de Dios.
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14 En el Segundo Tiempo, el Señor concedió al mismo espíritu de Elías volver al mundo.
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15 Cuando se acercaba el tiempo en que el Mesías habría de predicar Su palabra entre los hombres, surgió Juan el Bautista, quien, como precursor que era del Divino Maestro, descendió de los montes a preparar y a amonestar a los hombres, desde el más poderoso hasta el más humilde, exhortándoles a la penitencia, a la preparación, a la espiritualidad y a la regeneración, porque se acercaba a ellos el Reino de los Cielos, el Mesías prometido.
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16 Y era tan grande y poderosa la palabra del Bautista, tan llena de luz, de reclamo y de justicia, que los hombres que le escuchaban se turbaban y decíanse los unos a los otros: "¿Será éste el Mesías, el Cristo esperado?" y Juan, que veía la confusión de los hombres les decía: "No, yo soy aquél que ha venido a preparar los caminos del Señor, aparejándolos, pues no soy digno ni siquiera de desatar la correa de sus sandalias; yo os bautizo con agua que es símbolo de arrepentimiento, pero detrás de mí viene Aquél que os bautizará con el fuego del Espíritu".
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17 Y los hombres le preguntaban, aun los mismos fariseos: "¿Eres tú, entonces, Elías?" y las muchedumbres se confundían y se preguntaban: "¿Será Elías?"
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18 Sentían que aquella luz, aquella mirada y aquellas palabras quemaban los corazones, extinguían el pecado en su fuego, iluminándoles su interior con una luz llena de potestad, y éso les hacía preguntarle si él era Elías.
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19 He ahí la intuición del pueblo: el mismo espíritu de Elías era en Juan, y el Divino Maestro muchas veces en Su palabra dijo a Sus discípulos: "En verdad os digo que Elías ha sido muy cerca de vosotros y no lo habéis reconocido".
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20 Muchas veces repitió el Maestro estas palabras, y deliberaban entre ellos y se decían: "¿Acaso Juan era Elías?", pues sentían en Juan el mismo espíritu de Elías, la misma luz, la misma potestad, la misma justicia.
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21 Estos y otros indicios que podréis hallar escudriñando las escrituras de los tiempos pasados, entregó el Señor a Su pueblo para cuando éste alcanzara espiritualmente la debida evolución y elevación, que lo capacitaran para recibir las revelaciones que hoy el Espíritu Santo os entrega.
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22 En este tiempo desde el primero hasta el postrero de vosotros, sabe que pertenece al pueblo de Israel, que sois el mismo pueblo que ha venido reencarnando, desde el Primer Tiempo, de materia en materia, pasando de una vida a otra vida, siguiendo los pasos del Señor hasta este tiempo.
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23 Íntimamente lo sabéis, la fe, la intuición y el conocimiento sobre ésto es firme en cada uno de vosotros.
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24 Sabéis que sois los mismos que fuisteis en pos del Señor, cuando en el Primer Tiempo, seguisteis a Moisés a través del desierto; que sois los mismos que testificasteis muchas veces con vuestra vida la venida del Mesías en el Segundo Tiempo, y sabéis también que ahora estáis nuevamente en la Tierra bajo la sombra protectora de Su manto escuchando, una vez más, Su palabra, y recibiendo, una vez más, Su Ley.
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25 Habéis regresado a la carne y al mundo para hacer ante el Padre, un nuevo pacto con Su Divinidad.
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26 Y muchos se preguntan: "¿Cuál es el verdadero pueblo de Israel? ¿Es éste, que está siendo llamado y marcado por el Señor para ser Su siervo espiritualista, o es aquél que lleva en sus venas la sangre hebrea?" y el mundo espiritual de luz os aclara una vez más estas cosas.
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27 Cuando el Divino Maestro, el Mesías, apareció en el Segundo Tiempo entre el pueblo de Israel, muchos esperaban su presencia, mas ¿quiénes eran los que le esperaban?
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28 Los sencillos, los que sabían que el Mesías vendría a redimir a los espíritus, a librarles de los pecados, levantándoles de la ignominia del mundo.
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29 Y le esperaban como Él llegó, humilde y manso, sin grandezas materiales, sin cetro ni corona, sin trono en esta Tierra; fueron ellos quienes escucharon a los ángeles cantar: "Gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad".
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30 Y fueron ellos quienes le siguieron por los caminos, de comarca en comarca, de aldea en aldea, por desiertos, valles y montañas, por las riberas de los ríos, recreándose con Su palabra celestial, almacenando en su corazón y espíritu un caudal de sabiduría.
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31 Fueron ellos quienes gozaron con los triunfos del Maestro, quienes bendijeron Su nombre al ver Sus milagros y prodigios, quienes le acompañaron en Su jornada y quienes le lloraron al pie de la cruz.
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32 Fueron ellos también, quienes recibieron el Reino de los Cielos en su propio espíritu y quienes comprendieron a qué había venido el Mesías, y porqué se había hecho hombre su Dios.
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37 Todavía en este tiempo tenéis a Israel dividido en dos bandos: uno, el Israel verdadero, el Israel espiritual, que siente el llamado de su Maestro y el influjo de Su voz, que le ha esperado según lo prometido por Él; el pueblo sufrido que se ha despojado de todo lo material, presto a obedecerle, a amarle y a seguirle hasta el final.
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38 Mas el otro Israel, ahí lo habéis visto errante durante siglos, pleno de riquezas materiales, esperando todavía a su Mesías, al guerrero, al fuerte en poder material; y ahí les veis, dominando con su alforja al mundo, estremeciendo a la Humanidad y llevándola al caos, al abismo y a la guerra, con su poderío terrestre.
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41 Mas es llegado el tiempo de justicia, y ya está una vez más el Padre con Su pueblo, y éste con Él, y a unos y a otros ha hecho Su llamado, y he aquí que habéis acudido vosotros, hermanos, con el espíritu preparado para recibir de Él el agua cristalina de Su fuente de enseñanzas, Sus complacencias espirituales, la liberación y redención de vuestro espíritu.
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42 Y vendrán ellos, la otra parte de Israel, a contemplar a su Señor, ya no en la materia como cuando vino a derramar Su sangre también por ellos, vendrán ahora llamados por la voz del Espíritu Santo, y la Justicia del Padre se derramará en el camino de cada uno, diciéndole: "¡Detente! toma la balanza en tu diestra y juzga tu propia obra", y entonces despertará la intuición que les hará reconocer que ellos son también aquellos y los mismos.
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43 Y vendrán a vuestro encuentro, hermanos, y os reclamarán el nombre de Israel, y será entonces cuando les explicaréis por qué sois el pueblo verdadero de Israel: porque habéis reencarnado, porque habéis vuelto por el llamado de Dios en este Tercer Tiempo, cumpliéndose así Su palabra.
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44 Sois vosotros el Israel espiritual, el pueblo verdadero de Dios, sois los que, congregados en los distintos puntos de la Tierra, habéis reencarnado de materia en materia, de vida en vida, hasta llegar a este tiempo en que tenéis al Maestro nuevamente entre vosotros.
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46 La comprensión de la ley de reencarnación, hará luz en muchos problemas que enfrenta la Humanidad, resolverá muchos conflictos, allanará muchas dificultades y explicará muchos misterios.
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47 Y, para comprenderla mejor, debéis ver que ella se desprende de la ley de restitución.
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48 El Padre os habla de restitución espiritual y vosotros ya lo comprendéis. ¡Cuántas veces en vuestras pruebas o sufrimientos, os conformáis diciendo: "Esto tal vez sea por una restitución espiritual que estoy cumpliendo!"
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49 Porque vosotros ya sabéis que habéis habitado antes en este mundo, aunque no sabéis cuántas veces, y que mucho pudisteis haber ofendido al Padre, muchas obras pudisteis haber dejado sin concluir y muchos agravios habéis hecho que ahora tendréis que borrar.
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50 ¡Dios ha juzgado a los espíritus de manera perfecta en Su justicia infinita, por medio de la reencarnación!
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52 Hasta hoy el Espiritualismo no os ha revelado vidas anteriores; ni el Maestro ni Su mundo espiritual de luz os hemos dicho quiénes fuisteis en pasadas vidas, qué nombre habéis llevado, a qué sexo pertenecisteis, cuáles fueron vuestras faltas y vuestros aciertos. Nada de ésto se os ha revelado todavía, tan sólo os ha dicho el Padre: "Israel, vosotros y aquéllos sois los mismos, y estáis ahora en el tiempo de restitución, de evolución y perfeccionamiento".
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53 Cuando vosotros tengáis un conocimiento profundo y amplio de lo que es la restitución espiritual y de lo que es la reencarnación del espíritu, ¡cuánta elevación habrá en vuestro espíritu ante las pruebas! ¡Cuánta resignación habrá en vosotros ante los sufrimientos, y cuánta conformidad y amor en vuestro propio destino!
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54 Y cuando existan entre la Humanidad este conocimiento y esta fe, ¡cuánta elevación habrá también en el espíritu de la humanidad!
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55 El fatalismo de los hombres desaparecerá, y desaparecerán también la desesperación, la confusión y la inconformidad, y la blasfemia de muchos también.
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56 ¿Por qué, en su desesperación, se suicidan los hombres en este tiempo? ¿Por qué se arrancan a sí mismos el hilo de la existencia?
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57 Porque no han querido hacer uso de su fortaleza espiritual, para atravesar con valor el trance amargo, porque no alcanzan a comprender la magnitud de lo que significa para su espíritu el hecho de arrancarse la vida material, porque no alcanzan a comprender que todas las pruebas que el hombre atraviesa son por restitución espiritual, para lavar sus manchas, para limpiar su espíritu.
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58 El hombre, cuando ignora estas cosas, pierde la calma, se ofusca, se acobarda, y no se siente con la fuerza suficiente para apurar el dolor.
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59 ¿Quién de vosotros, hermanos, que sabe lo que es la restitución espiritual, la reencarnación del espíritu y la responsabilidad de vuestro espíritu ante Dios, osaría arrancarse el hilo de la existencia material?
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60 ¿Quién de vosotros, que conoce lo sagrado de las cosas que Dios ha puesto en vuestro espíritu, ignora lo tremendo que sería para él llegar ante el Padre sin haberse limpiado, llegar antes del tiempo escrito en el Libro de la Vida y de la Eternidad?
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62 ¿Por qué los matrimonios se desunen en este tiempo? ¿Por qué los hombres repudian a sus mujeres y las mujeres se apartan de sus esposos, amparándose en las leyes materiales para separarse?
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63 Porque no comprenden la responsabilidad y el significado de ese acto, ese pacto, esa institución, porque carecen del conocimiento espiritual profundo de que dos espíritus encarnados que se unen en matrimonio, vienen a desempeñar una misión muy delicada y que ellos, con anterioridad, han tenido ese destino, esa responsabilidad y esa restitución.
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64 Ignoran que, a pesar de todas las pruebas, de todos los defectos, de todas las ofensas, nada ni nadie podrá desunir sus espíritus, que están cumpliendo su destino, su restitución.
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65 Ante la palabra del Padre que todo lo revela, ¡cuántos tendrán que reprimirse, estudiarse a sí mismos y profundizarse en el fondo de su propio destino, hasta llegar a la conclusión de que están cumpliendo una dura restitución, y que por ello habrán de buscar la manera de comprenderse el uno y la otra, de sobrellevarse, de perdonarse los defectos y de amarse, para llevar hasta su fin ese destino y esa restitución!
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67 ¿Por qué muchos hombres y mujeres se han refugiado en los vicios? ¿Por qué recurren al envilecimiento y a su propia destrucción?
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68 Porque tampoco han tenido el valor suficiente para atravesar las pruebas y el dolor, y porque no han encontrado en el camino de su vida una luz, un consejo, una guía, un baluarte que les sostenga para librarles de la caída.
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69 Cuando los hombres comprendan que han venido a este mundo a restituir y a dar temple al espíritu, entonces no se desesperarán; cuando los hombres sepan que no es su presente vida la única que han vivido, no le reclamarán más al Padre el que su existencia haya sido ingrata y dolorosa para ellos.
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70 Cuando los espíritus reconozcan que todos han sabido lo que es el placer, que todos han saboreado leche y miel, que a todos les ha sido entregado un tiempo de complacencias terrenales, y que todos han conocido de las vanidades y de las grandezas materiales, habrán comprendido que ha llegado el tiempo de la restitución, el tiempo de devolver al espíritu toda su fuerza, toda su luz, su pureza y limpidez.
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71 Entonces el corazón humano buscará las más sanas y nobles satisfacciones, eximiéndose de todo lo superfluo, de lo innecesario, liberándose de las bajas pasiones, para recrearse espiritualmente en la práctica del bien, del amor y la amistad; buscará su recreo en la honradez, en el sano trabajo y en los honestos placeres, sin buscar más el esplendor engañoso de este mundo.
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72 Mas la Ley de Dios, Su Doctrina infinita y espiritual, no tiene por única finalidad que el hombre viva mejor solamente en esta vida, sino también le prepara para su vida espiritual.
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73 La intención divina, la finalidad de Su Ley y Su Doctrina, revelada al hombre en todos los tiempos, ha sido la de que el espíritu que en él mora, esté siempre preparado con la palabra y la luz divinas, para elevarse en la lucha y perfeccionarse en el camino, cumpliendo con la ley de evolución.
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75 Esta vida que lleváis es el crisol en que se forja vuestro espíritu, y con cada sufrimiento va acumulando experiencias. Cada empresa, cada misión, cada paso de esta vida, es una enseñanza que Dios entrega al espíritu.
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76 Eso es vuestra vida material, hermanos: una preparación para la vida verdadera, la vida espiritual.
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77 No miréis en vuestro futuro la muerte, no miréis en vuestro mañana el sepulcro o la nada; mirad el Todo, la Eternidad, la Vida, la paz y la dicha.
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78 No por ocuparos demasiado en las cosas de la Tierra, privéis a vuestro espíritu de alimentarse también, de saturarse de enseñanza, de liberarse para cumplir la ley espiritual.
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79 Mas tampoco, por practicar más las cosas espirituales, caigáis en el fanatismo de mezclar aun en las cosas más materiales, las cosas sublimes de la Obra del Señor.
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80 Dad a cada cosa lo que a ella pertenece, en su oportunidad y en su justa medida; no mezcléis el nombre del Señor en cosas superfluas.
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81 No debe ser la Ley del Padre una obsesión en vuestro espíritu, porque todas las obsesiones son malas; la Ley del Padre debe vivir en vosotros de una manera natural, sencilla y pura, para que la pongáis en práctica en los debidos momentos, practicando los deberes de la Tierra en su oportunidad también, entregándoos a ellos con buena disposición y consciencia.
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82 Sólo así podréis dignificar, hermanos míos, la Obra del Padre entre la humanidad, sólo así podréis dar el buen ejemplo entre los hombres.
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83 Que no contemplen los demás que este pueblo doctrinado por el Señor materializa Su Obra, más que tampoco contemplen que os excedáis cayendo en fanatismo y en obsesión; que enseñéis, como os dijo el Maestro en el Segundo Tiempo, a "dar al César lo de César y a Dios lo que es de Dios".
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LA MISIÓN DEL PUEBLO DE IRSAEL (Primera parte 1-2)
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LA MISIÓN DEL PUEBLO DE ISRAEL (Segunda parte 2-2)
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Bibliografía:
Las Enseñanzas Divinas del Tercer Tiempo,
El Tercer Testamento,
http://14400.net
El precursor, Explicación 65

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