PARA EL HOGAR

BENDICIÓN DEL HOGAR

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Cristo es la cabeza de este hogar. Él es la única Presencia y el único poder de aquí. Él vive eternamente en el corazón de cada miembro de esta familia, y bendice a todo el que entra por sus puertas. La Presencia del Cristo, que ora en este hogar y en el corazón de cada uno de los que viven aquí, protege contra enfermedades, accidentes, desarmonía o escasez.
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Su Presencia, que llena este hogar, es la verdadera presencia de vida, gozo, seguridad, amor y prosperidad. Este hogar es un albergue de paz y felicidad. Ningún pensamiento o palabra negativa puede turbar el ambiente de este hogar. Ninguna actuación errónea puede efectuarse. Sólo al gozo, la bondad, la cooperación y el servicio reinan aquí. Ésta es la morada del bien.
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Cada día este hogar es santificado por la viva Presencia del Cristo. Cada día Lo alabo a él por su amorosa, protectora y auxiliadora Presencia.”

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DECRETO PARA LA CASA

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Una casa en donde todo el mundo expresa amor, donde todos reconocen su hermandad con toda la humanidad, aceptando que Dios es uno solo y es el padre de toda cosa viviente.

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Una casa donde se trata a las personas, animales y plantas con amor, porque donde se viva con amor, siempre será un lugar próspero y feliz.
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Afirma con toda fe, con toda firmeza:
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YO SOY una casa feliz, y todo lo que mora en mí es feliz, YO SOY es felicidad.

YO SOY una casa próspera, aquí no entra la pobreza ni material, ni moral,
ni espiritual, porque YO SOY es prosperidad.
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LA PRESENCIA DIVINA EN NUESTRO HOGAR
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En este hogar se respira alegría, la presencia del Señor nos cuida de noche
y nos abraza de día. En este hogar todo es armonía, la presencia del Señor
nos brinda la paz y nos llena de vida.
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En este hogar Yo Soy la luz, Yo soy el amor, Yo soy la paz, Yo Soy la prosperidad.
La presencia divina inunda nuestra casa con su luz.
Y Yo Soy su luz.
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UNIÓN FAMILIAR

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Señor, haz de nuestro hogar un lugar de amor,
Donde no haya injurias porque tú nos das comprensión.
Donde no haya amarguras porque tú nos das paciencia.
Donde no haya rencor, porque tú nos enseñas el perdón.
Donde no haya abandono, porque tú estás siempre con nosotros.
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Haz Señor de nuestras vidas una página llena de ti.
Que cada mañana amanezca un más de entrega y sacrificio.
Que cada noche nos encuentres con más amor y
que vivamos todos los días en la ayuda y consuelo mutuos.
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Ayúdanos Señor a educar a nuestros hijos según tu imagen y semejanza,
para que vivamos nuestro amor conforme a tu volunta;
para que veamos en nuestra felicidad un motivo más para amarte;
para que demos a los demás lo mucho que tú nos has dado.
Te invitamos Señor, a nuestro hogar.
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ANTES DE LOS ALIMENTOS
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Bendícenos Señor y bendice estos alimentos que vamos a tomar.
Que estos alimentos que vamos a tomar cumplan
con la finalidad para la cual fueron creados.
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Haz que usemos de ellos con sobriedad y templanza,
conforme a tu voluntad.
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Te damos gracias Señor, por estos alimentos que hemos recibido
de tu generosidad y que ahora nos permites tomar juntos.
Y bendice a quiénes los prepararon y enséñanos a compartirlos
Con quiénes no los tienen.
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En el nombre del Padre, del hijo y del espíritu santo.
Así sea.

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Fuente: Filis Lemus
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