¿Por qué soy Espiritualista Trinitario Mariano?
En algún momento de mi vida considere buscar las raíces de mis creencias, su conocimiento y sus límites, aproveche el libre albedrío para escudriñar, estudiar, analizar, evaluar y profundizar en sus principios.
Hace unos años comencé desde ceros haciendo un examen exhaustivo que me diera la oportunidad de ubicarme en una creencia afín a mis expectativas de vida y más allá de ella. Desde una postura neutral y sincera comencé a cuestionar una a una las diferentes creencias del hombre en su parte positiva y negativa, mientras hacía esto descubrí que la verdad a través del tiempo había sido traducida, seleccionada, descifrada, prohibida y en la mayoría de los casos manipulada. Entonces comprendí que seguía una creencia por conveniencia, por imposición, por comodidad, por compromiso y que en realidad no tenía la certeza de su autenticidad e intervención divina…
Esta búsqueda cambio el concepto que yo tenía de las diferentes creencias sus dirigentes y su ministerio. Mi nueva postura me obligo a mantenerme al margen hasta encontrar una forma más completa y directa, sin intermediarios, limitaciones humanas, dogmáticas etc. Entonces estudie otras posturas que consideraba falsas y los resultados fueron muy benéficos, porque mis cuestionamientos se fueron esclareciendo y comprendí que la vida siempre tiene una explicación progresiva conforme a la comprensión y evolución del hombre. Comprendí que el verdadero conocimiento no se encuentra necesariamente en donde lo queremos encontrar muchas veces esta donde no queremos buscar.
Los credos al igual que las personas tienen un nivel superior e inferior; debemos reconocer que cada postura tiene un nivel de conocimiento y de veracidad así como un desconocimiento y falsedad. Solo nosotros mismos podemos decidir que creencias queremos llevar y que grado tiene con respecto a las demás pero siempre será conveniente conocer antes de emitir un juicio para no equivocarnos. Respeto las creencias de los demás porque sé que nuestra capacidad determina nuestro credo; esto nos ubica en un nivel de comprensión y evolución dentro de la creación que respeto mucho.
Pocas veces cuestionamos, evaluamos y ponemos a prueba nuestras creencias, algunas veces por miedo a encontrar una verdad más completa a la nuestra y por nuestros prejuicios, pero debemos proponernos alguna vez este desafío.
¿Por qué no considero falsa mi creencia?
Porque esta manifestación fue entregada de una divinidad al hombre para beneficio de la humanidad. Más que falsa la considero desconocida.
¿Por qué me decidí por una doctrina?
En mi experiencia personal he llegado a sintetizar las creencias en dos vertientes: los dogmas y las doctrinas.
Y mi conclusión es que los dogmas forman creyentes y las doctrinas forman sabios…
La doctrina que elegí fue la espiritual porque me da la oportunidad de conocer lo visible, lo invisible, lo prohibido y lo oculto. Estos elementos me ayudan a distinguir la verdad, comprenderla, decodificarla y desarrollarla. Sus principios me aseguran un progreso en todos los aspectos de la vida asegurándome una evolución en forma consciente. Conocer todo el panorama me ayuda a comprender mi papel dentro de la creación y el propósito de nuestro creador. De esta forma puedo llevar una vida más completa y plena.
También creo que los dogmas son posturas teológicas mientras que las doctrinas forman caminos que conducen al individuo con su auto-superación. Concluyo que estas dos vertientes y nuestras creencias nos pueden dar alas o raíces a nuestra existencia.
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