CÁTEDRA JESÚS DE NAZARET
El llamado de Jesús para los descendientes del pueblo de Israel
Pedestal: Don Pablo Silva
Hoy descendiendo soy del Padre eterno, desde el lugar del Padre omnipotente, amo y señor de los ejércitos, creador de todo el universo y formador de la materia he descendido trasvolando por montes, cruzado todos los cuatro cabos de la tierra para llegar a cada uno de los centros de oración, a los centros de curación donde tu Dios y tu Señor estará presente, en donde os sois en este día, recibiendo soy a aquellos que en verdad vienen buscando a aquel que han llamado por tantas veces, sois aquel que esta tan cerca de vosotros pero sois aquel tan olvidado, por eso he descendido hasta este lugar, ¡oh apriscos benditos!, lugares que han sido bendecidos por la mano del ángel poderoso pero en la boca de las materias se han pronunciado las palabras del Dios que tiene poder.
Hoy en esta alba bendita de gala, os entrego mi mensaje a todos los presentes:
Sois tu Dios, sois tu Jesús de Nazaret, sois aquel que habiendo transcurrido tantos años, miles de años que vivió la humanidad, que solo habían conocido al Dios omnipotente, al gran Jehová, nombre de dios que había sido conocido en otras lenguas como Yahvé, como Alá y otros más, pero que el hombre se fue olvidando de los prodigios de aquel Dios que habiendo escuchado sus lamentos en aquella ciudad donde eran prisioneros y que había enviado a Moisés a sacar al pueblo, cual fue llamado pueblo de Israel.
Olvidaron que caminó en el desierto al haberse encontrado fatigados por el calor, clamando ante la presencia de Moisés y Moisés llamando al Padre, les protegió en el día con la nube y en la noche con un resplandor que les cubría de toda inclemencia, se olvidaron que los encaminó por el desierto hasta llegar a donde habían perdido toda gota de agua en sus reservas y ahí en una peña les mostró un torrente de agua, llegaron al lugar donde habían sido las aguas envenenadas y fueron retirados los daños que existían con solo Moisés tocar las aguas con su manto, habíase olvidado que habían caminado por el desierto hasta las riberas del rio, cruzaron y llegaron al mar y ahí, el prodigio grande de Jehovah fue que vieron por un lado las olas del mar y por otro los soldados pero que ahí el alto y poderoso Señor ordenó a Moisés después de haberle dado combate entre los soldados que levantase su vara y extendiese sobre las aguas ya que había permanecido durante el combate con sus brazos hacia el soleo divino del padre.
Muestra de ello fue que murieron los soldados, mas ningún israelita fue lastimado por arma, se habían olvidado de que había un Dios todopoderoso y se convirtieron en idolatras, cada rey tenía sus ídolos y cada habitante tenía su propio dios, los ricos los hicieron de oro, de piedras preciosas, de mármoles finos, los pobres en madera o estampa, cuando toda la humanidad se encontraba perdida, muy pocos eran los que en verdad temían a un Dios todopoderoso. Entonces el amo y señor de toda la creación informa a través de sus hombres que ha tenido siempre entre los humanos, que vendría un hijo de Dios que descendería del cielo y llegaría una mujer virgen y pura y ese sería el que acabaría con el poder del niño de la tierra, entonces cumpliéndose su palabra dada a aquellos hombres he descendido en espíritu para llegar al vientre de una mujer, de ahí he salido a la luz y soy la verdad, soy el camino de la salvación de todo aquel pecador que se arrepienta de sus culpas y busque al Padre.
Soy la verdad, soy el que os descendiendo del soleo divino, vengo a buscarte para decirte que dejes tus creencias, dejes todo lo que te ha dado la humanidad, los bienes materiales por los cuales cada día te esfuerzas más por tener, vengo a pedirte tan solo por unos instantes de que limpies tu corazón para morar en él por un tiempo, vengo buscando a aquellos de mis hijos, aquellos hijos del Dios todopoderoso, unos que han sido atrapados por la maldad, otros que voluntarios se han entregado a las fuerzas del enemigo, unos que han sido engañados por sus sacerdotes, otros porque han recurrido a imágenes para que ellas les concedan los favores que os piden, mas hoy les digo: Ningún santo tiene más poder que el que el hombre le ha dado, de acuerdo al metal es el valor, de acuerdo a la estampa es su precio, mas el Dios, el Dios de verdad, el Dios que desciende a ti tiene el valor que tienes tú mismo, un valor que no lo cambiarias por nada de las riquezas, pues hoy te digo:
Aquel rico que pasaba bajo aquella palmera y estaba un mendigo y le dijo, -“eh señor! Dios te ha colmado de tantos bienes que llevas hasta a tus esclavos en camellos y tú vas enseñoreándote en tu caballo y llevas tres camellos a reserva, llevas muchas provisiones y a mí mi Dios me ha abandonado y me ha dejado en la miseria, estoy aquí esperando que la palmera madure sus frutos pero es tiempo que aun apenas acaban de brotar, seguro estoy que moriré de hambre y ese Dios no vendrá a alimentarme”, Díjole el rico –“Eh mendigo!, reniegas de la existencia, os te pregunto, ¿Cuánto tiempo lleváis al pie de la palmera?-, Dijole el mendigo –“Desde antes de que floreciera, ¿ves?, y sus frutos están a medio sazonar”-, Dijole -“¡Más me valdría morir, que estar en espera!”-, Díjole el rico, -“te entrego los camellos y caballos, las criadas y doncellas que vienen tras de mí, sólo me quedare con mi caballo para llegar de regreso, te doy todo a cambio de que dejes de existir a través de las manos de mi guardián”-, ahí pensó el mendigo –“He sido injusto al hablar de mi Dios, ¿de qué me servirían las riquezas?, ¿de qué me servirían los camellos, los criados y las criadas y las doncellas si he dejado de existir?, al lugar al que voy después de que deje mi cuerpo no podré llevar nada”-, -¡En cierto y en verdad!”- dijo el rico, -“Has hablado con sabiduría, y a hoy serás uno de mis consejeros y vendrás conmigo”.
Eh aquí la palabra del mensaje que tu Jesús te trae, no os esforcéis por amasar bienes, porque el día que dejes tu cuerpo, solo tu Jesús de Nazaret llorará por ti, porque los tuyos te olvidarán porque no les has dejado bienes, te sepultarán y se olvidarán; sólo cada año irán a llevarte flores secas de papel, mas tu Jesús cada vez llorará más por haber perdido el espíritu que había puesto en ti.
Por eso vengo pueblo, pueblo que ha sido llamado por mi Padre, ¡Descendientes del pueblo de Israel!, ¡Son vosotros que han venido de reencarnación en encarnación!, buscando unos la perfección de su espíritu porque así se os lo ha señalado el Padre, otros han descendido para perderse en su última reencarnación. Más hoy digo a los que me conocen como su Jesús de Nazaret, siete veces el Padre celestial ordena el reencarnamiento y tú pueblo presente no sabéis si es tu última etapa de vida sobre la tierra, no sabes si en tu espíritu es el último tiempo que le queda, no sabes que será de ti después de la muerte.
Por eso vengo a ofrecerte mis manos, vengo a pedirte que me llames para llegar hacia ti, porque has de saber que siendo el hijo del Dios todopoderoso, siendo el iluminado como me llamaron los magos, ¡Sois el mendigo más grande que existe en la humanidad!, porque vengo buscando de puerta en puerta, vengo pidiendo no un pan, no un algo de alimento, vengo buscando que me abras las puertas de tu corazón, vengo buscando que limpies tu cuerpo para venir a morar en él un instante aunque sea, para con ello darle la salvación a tu espíritu, a eso he venido, a tenderte mi mano y a decirte que más lejos está la punta de tus pestañas que tu Jesús de Nazaret de ti, el único medio de llegar al camino de la luz y la verdad.
Ese es el mensaje que tu Dios viene a traerte, que viene a invitarte para que te arrepientas de todas tus culpas, deja tu idolatría.
¡Mi paz os dejo!
Digitalizado por: Julio Raúl Villarreal Contreras
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