Aprended a dejar ese cuerpo en el seno de la tierra, cuando la hora llegue, si queréis seguir viviendo para los que amáis y si deseáis que os sientan.
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PARTID DE ESTE MUNDO SIN LÁGRIMAS, SIN DEJAR DOLOR EN EL CORAZÓN DE LOS VUESTROS. Desprendeos cuando el instante sea llegado, dejando en la faz de vuestro cuerpo una sonrisa de paz que hable de la liberación de vuestro espíritu.
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Por eso os enseño a doblegar vuestra materia, haciéndola sumisa colaboradora en vuestra misión espiritual para armonizar con ella, pero también estoy enseñando a vuestro espíritu a desprenderse de la envoltura cuando la contemple cansada, para que bata sus alas y libre de sus cadenas, trabaje lleno de amor en el valle espiritual.
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¿Queréis ser sorprendidos por la muerte del cuerpo, sin preparación espiritual, cuando aún estáis atados a la materia, a las bajas pasiones y a las posesiones terrestres? ¿Queréis penetrar con los ojos cerrados en el Más Allá sin encontrar el camino, llevando impreso en el espíritu el cansancio de esta vida material?
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VIVID PREPARADOS ESPIRITUALMENTE, VELAD Y ORAD. ACUMULAD MÉRITOS, Y NO TENDRÉIS CONFUSIONES NI TURBACIONES, PORQUE AL DEJAR LA MATERIA, VUESTRO ESPÍRITU BATIRÁ SUS ALAS Y SABRÁ VOLAR, COMO LAS AVES CUANDO ABANDONAN EL NIDO PARA EMPRENDER SU PRIMER VUELO.
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SI BUSCÁIS LA INMORTALIDAD DEL ESPÍRITU, NO TEMÁIS LA LLEGADA DE LA MUERTE DEL CUERPO, QUE PONE FIN A VUESTRA VIDA HUMANA, ESPERADLA PREPARADOS, ELLA ESTÁ BAJO MI MANDATO DIVINO Y POR ESO SIEMPRE ES OPORTUNA Y JUSTA, AUNQUE MUCHAS VECES LOS HOMBRES CREAN LO CONTRARIO.
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Dichosos los espíritus que saben llegar con fe y virtud hasta la cima, porque en el instante de desprenderse de la materia, experimentan la caricia de su Padre como premio a su fortaleza, su fe y amor. ESOS SON LOS QUE PENETRAN SIN TROPIEZO EN LA ETERNIDAD.
BENDITOS SEAN LOS QUE TOMEN DEL MUNDO TAN SÓLO LO QUE SEA NECESARIO PARA EL ADELANTO DE SU ESPÍRITU Y DE SU MATERIA, PORQUE EN ESA FORMA NO OS PARECERÁ DIFÍCIL LA SEPARACIÓN DE ESTE MUNDO, NO SENTIRÉIS QUE VUESTRO ESPÍRITU SUFRA CUANDO TENGA QUE ABANDONAR SU CUERPO.
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Si de esta vida hubiesen hecho los hombres una existencia limpia y hubiesen preparado su cuerpo como una habitación digna de que en ella habitara un espíritu de luz, entonces la fatiga no se conocería, ni habría hastío, ni repulsión y por lo tanto, el espíritu desencarnado no llegaría al mundo espiritual buscando el descanso en el reposo; por el contrario, llegaría lleno de fuerza y de fe para continuar su jornada, por perfeccionar su espíritu ya que no lo logró en el mundo, pues ni la muerte del cuerpo dejará en suspenso su lucha, ya que tendrá que seguir purificándose cumpliendo con su misión.
En verdad os digo que el espíritu nunca sentirá fatiga trabajando en mis tierras, por lo tanto el reposo del sepulcro no será para él, aún después de la muerte de su materia, porque en espíritu seguirá trabajando por su elevación y perfeccionamiento.
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EL DESCANSO ESPIRITUAL SEGÚN LO ENTIENDE Y LO CONCIBE VUESTRA MATERIA, NO EXISTE; el descanso que espera el espíritu es la actividad, el multiplicarse haciendo el bien, el no desperdiciar un instante. Entonces descansa el espíritu, se aligera de remordimientos y de penas, se recrea haciendo el bien, salda su deuda y descansa amando a su Padre Creador en sus hermanos.
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El descanso no es para el espíritu, porque, sería su peor castigo ya que el mejor premio para el espíritu, es la actividad, la práctica de mis enseñanzas divinas, la lucha por el bien; porque en ello glorifica a su Dios, que nunca descansa. LA FATIGA NO EXISTE EN EL ESPÍRITU QUE ESTÁ EN PLENA EVOLUCIÓN, TAMPOCO LA NOCHE, EL HAMBRE NI LA SED. EL DESCANSO ES PARA EL CUERPO, PORQUE ÉSTE ES FRÁGIL.
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COMPRENDED QUE MIENTRAS EL CUERPO SE DESINTEGRA EN LA TIERRA, EN EL MÁS ALLÁ SE PURIFICA EL ESPÍRITU. LA MUERTE ES DESCANSO PARA LA CARNE Y LIBERACIÓN PARA EL ESPÍRITU.
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AQUÍ EN LA TIERRA SÍ DEBE SENTIRSE PRESO VUESTRO ESPÍRITU, ya que en ella todo es limitado y pasajero. Aquí sí debe cansarse de tanto pecado y tanta impureza como existe en la vida humana. Mas no es un cansancio como el que agobia a la carne, sino un hastío de todo lo malo, una repulsión por todo lo impuro, una fatiga de luchar y sufrir muchas veces por frivolidades o causas injustificadas.
Bibliografía:
El Tercer Testamento, Revelaciones del Espíritu de Verdad, 1866-1950
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