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Venid al maestro y aprended de él, para que destruyáis las malas interpretaciones que sobre las escrituras de los tiempos pasados os han enseñado. Esas erróneas interpretaciones que han sido como espesos velos, no os han dejado mirar la verdad. La gloria no es un lugar determinado, LA GLORIA ES EL FINAL DE LA EVOLUCIÓN DEL ESPÍRITU; no siendo esa gloria un lugar fijo, es necesario que comprendáis por que los que dudan de la existencia del espíritu dicen: “Yo moriré” y piensan en la muerte como en el fin, y en cambio quienes creen en la vida eterna dicen: “YO VIVIRÉ”.
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LA GLORIA DEL ESPÍRITU ES PARA AQUELLOS QUE LLEVAN SOBRE SU HOMBRO EL PESO DE SU CRUZ Y TIENEN UNA MIRADA DE PERDÓN PARA QUIENES LES OFENDEN, UNA PALABRA DE CONSUELO PARA LOS QUE SUFREN Y UNA MANO QUE BENDICE A CUANTOS CRUZAN POR SU CAMINO.
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LA VIDA ES UNA CONSTANTE LECCIÓN PARA LOS ESPÍRITUS. EL UNIVERSO, AL FORMARSE BAJO MI MANDATO, NO TUVO OTRA MISIÓN QUE LA DE ENSEÑAR. La vida es crisol y lucha para el espíritu; no es un goce absoluto como muchos quisieran que fuera. El goce, el triunfo, la paz o la gloria, están más allá de toda lucha, más allá de ese crisol.
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La gloria del espíritu, con todas sus dichas, está en la perfección del espíritu. Sólo alcanzará la gloria aquel que practique mis enseñanzas. Si creéis que con asistir a los ritos de las diversas religiones, el espíritu tendrá el descanso necesario, de cierto os digo que no: EL ESPÍRITU SOLO DESCANSA CUANDO LA CONCIENCIA NADA LE RECLAMA.
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ERRÓNEA ES LA IDEA QUE TENÉIS EN LA TIERRA, DE LO QUE ES EL ESPÍRITU Y DE LO QUE ES EL VALLE ESPIRITUAL. La mayoría de los creyentes piensa que viviendo en cierta rectitud o que arrepintiéndose en el postrer instante de la vida, de las faltas cometidas, tiene asegurada la gloria para su espíritu; y ese falso concepto que priva en el hombre, no le permite perseverar durante toda su vida en el cumplimiento de la ley y hace que su espíritu, cuando abandona este mundo y llega a la mansión espiritual, se encuentre con que ha llegado a un sitio en el que no contempla las maravillas que se había imaginado, ni siente la dicha suprema a la que creía tener derecho.
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¿Sabéis qué es lo que sucede en esos seres que tenían la seguridad de llegar al cielo y que en lugar de ellos sólo encontraron confusión? Al no seguir habitando en la tierra, porque les faltó el punto de apoyo de su envoltura material, y no poder elevarse a las alturas en que se encuentran las moradas de la luz espiritual, crearon para sí, sin darse cuanta de ello, un mundo que ni es humano ni es profundamente espiritual.
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Entonces es cuando se preguntan los espíritus: ¿Esta es la gloria? ¿Esta es la morada destinada por dios a los espíritus, después de tanto caminar en la tierra? Este no puede ser el seno del Señor, dónde sólo la luz, el amor y la pureza es lo que puede existir.
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Es menester esclarecer a la humanidad estos misterios, para que comprenda que la vida en la materia es una ocasión para que el hombre haga méritos para su espíritu, méritos que lo elevarán hasta merecer habitar en una morada de espiritualidad superior, donde nuevamente deberá hacer méritos para no estacionarse y seguir escalando de peldaño en peldaño, porque “EN LA CASA DE MI PADRE HAY MUCHAS MORADAS”.
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ESTOS MÉRITOS LOS HARÉIS A TRAVÉS DEL AMOR COMO OS LO HA ENSEÑADO LA LEY ETERNA DEL PADRE, Y ASÍ, DE PELDAÑO EN PELDAÑO, POR LA ESCALA DE PERFECCIÓN, IRÁ VUESTRO ESPÍRITU CONOCIENDO EL SENDERO QUE CONDUCE A LA GLORIA, A LA VERDADERA GLORIA QUE ES LA PERFECCIÓN DEL ESPÍRITU.
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El cielo no es un sitio determinado del universo; mi gloria está en todas partes, en lo espiritual y en lo material. ¿No decís que Dios está en el cielo, en la tierra y en todo lugar? Entonces comprended lo que decís para que sepáis que donde está Dios, tiene que estar su gloria.
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INTERROGAD A VUESTRA CONCIENCIA Y SABRÉIS SI VIVÍS EN EL INFIERNO, SI ESTÁIS EXPIANDO VUESTRAS FALTAS, O SI VIBRÁIS CON LA PAZ DE LA GLORIA. Lo que los hombres llaman gloria o infierno, no son lugares determinados, es la esencia de vuestras obras la cual recoge vuestro espíritu cuando llega al valle espiritual. Cada quien vive su infierno, habita su mundo de expiación o goza de la beatitud que da la elevación y la armonía con el espíritu divino.
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PARA EL ESPÍRITU JUSTO, LE ES INDIFERENTE EL LUGAR EN QUE SE ENCUENTRE, PORQUE DOQUIER LLEVARÁ EN SÍ LA PAZ Y LA GLORIA DEL CREADOR. En cambio, el espíritu impuro y turbado así pueda hallarse en el mejor de los mundos, no dejará de sentir interiormente el infierno de sus remordimientos que le estarán quemando hasta purificarlo.
Bibliografía:
Temas del Tercer Testamento, Ediciones el nuevo mensaje
Contactos: temas_2001@yahoo.com, patypalencia@yahoo.com
www.eltercertestamento.org
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