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En verdad os digo, que todo lo grande y lo bueno que existe en el espíritu, jamás lo habéis dado porque ni siquiera lo conocéis. ¿CÓMO VAIS A AMAROS LOS UNOS A LOS OTROS, SI NO OS RECONOCÉIS COMO HERMANOS? Necesitáis tomar la esencia que lleva el espíritu, para que vuestro amor sea verdadero amor y la caridad sea verdadera caridad, algo más que palabras vanas, algo más que míseras monedas, o el mendrugo de pan que sobra en vuestra mesa y que son los únicos medios que empleáis para haceros creer que practicáis la caridad.
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¡QUE HERMOSO SERÁ EL MUNDO CUANDO LOS HOMBRES HAYAN DESCUBIERTO EN SU ESPÍRITU EL TESORO CON QUE SU CREADOR LOS DOTÓ DESDE EL INSTANTE MISMO DE SU FORMACIÓN! Ese sentimiento no ha sido debidamente interpretado. La caridad es un nombre que dais a determinadas acciones que lleváis a cabo, las cuales en la mayoría de los casos, no llevan en su fondo piedad, o verdadera intención de aliviar una necesidad.
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Vuestros sentimientos distan aún de ser una realidad. LA CARIDAD APARENTE PODRÁ PROPORCIONAROS ALGUNAS SATISFACCIONES QUE PROVENGAN DE LA ADMIRACIÓN Y LA ADULACIÓN. Pero lo aparente no llega a mí. Procurad alcanzar espiritualidad, pues así, una palabra, una oración o una obra de caridad, podrán hacer mayores prodigios que aquellos que en vuestra vanidad pudieseis haber deseado realizar, porque la caridad es reflejo de amor y de sabiduría.
Bibliografía:
Temas del Tercer Testamento, Ediciones: El nuevo mensaje
Contactos: temas_2001@yahoo.com, patypalencia@yahoo.com
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