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La intuición de ello la conservan todos los hombres; en todos los pueblos de la Tierra presienten el misterio que encierra el pasado, presente y futuro de cada espíritu. Para unos es teoría, para otros es posibilidad, para otros fantasía, otros lo niegan rotundamente. Sin embargo, los encuentro pensativos en torno a esta verdad. Hoy palpita como nunca entre la humanidad este presentimiento y la certeza de estas manifestaciones, aunque no todos se atreven a confesarlo, por temor al mundo.
La existencia de un hombre en la Tierra es sólo un instante en la eternidad, un soplo de vida que alienta por un tiempo al ser humano y luego se aparta para después volver a alentar a un nuevo cuerpo. Largo es el desarrollo de las potencias del espíritu, tanto que una sola materia, ni una sola existencia en la Tierra le es suficiente.
Sabios y teólogos tendrán que rectificar sus conocimientos ante la verdad que estoy revelándoos. Yo hablo la verdad, enseño el camino, revelo la reencarnación que es ley para que se perfeccione el espíritu y llegue a la meta de su destino. ¿Lo dudan? De cierto os digo que la verdad en nada se altera con vuestras dudas; ella sigue siendo la misma.
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REENCARNAR: Volver al mundo material para nacer de nuevo en cuanto hombre; surgir el espíritu en un cuerpo humano para continuar una misión, Esa es la verdad sobre la resurrección de la carne, de que os han hablado, dándoles tan torcidas como absurdas interpretaciones.
La reencarnación es la oportunidad que Dios, en su amorosa justicia, ofrece al espíritu, para que recobre su pureza y retorne al verdadero camino. Esa es la forma en que puede aprovechar la experiencia recogida en su peregrinaje.
He aquí la resurrección de la carne, mas no en la forma en que fue concebida por la humanidad. La carne, al quedar inerte, va a las entrañas de la tierra mientras el espíritu parte al más allá en espera de que mi justicia le envíe a encarnar en un nuevo cuerpo; en esta forma espíritu y materia vuelven a unirse en este mundo, mas no en el valle espiritual.
La carne es de este mundo y en él queda, mientras el espíritu se levanta libre y vuelve a la vida de donde brotó. "Lo que es nacido de la carme, carne es; lo que es nacido de mi Espíritu, espíritu es". La resurrección de la carne es la reencarnación del espíritu y si unos creen que esa es una teoría humana y otros piensan que es una nueva revelación, de cierto os digo que este conocimiento, lo di al mundo desde el principio de la humanidad; prueba de ello pueden encontrarla, en el texto de las Escrituras que son un testimonio de mis obras.
Por lo tanto, nadie se rebele ante la idea de tener que volver a este planeta en otro cuerpo, ni piensen que la reencarnación es un castigo para el espíritu. No basta a vuestro espíritu una sola materia en su existencia eterna como tampoco es suficiente para vuestro cuerpo un solo vestido durante su vida en este mundo. Por ello la reencarnación del espíritu es necesaria para su evolución.
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Mi justicia siempre llega y aunque en apariencia llegue tarde o fuera de tiempo, lo cierto es que se manifiesta siempre en forma sabia, perfecta e inexorable. Él espíritu siempre trae un mensaje o una restitución. A veces viene a recoger una siembra y en otras a saldar una deuda; pero siempre viene a recibir en esta vida, una lección de amor que le da su Padre.
No crean que las consecuencias de una desobediencia, se palpan inmediatamente; no, lo que sí os digo es que tarde o temprano tendrán que responder de vuestras obras; a veces llegará a parecerles que ya vuestra falta no tuvo consecuencias en vista de que el tiempo pasa y mi justicia no da señal alguna, pero deben saber que como juez soy inexorable y que, llegado vuestro juicio, abrirán vuestros ojos ante la luz de la conciencia.
Si saben valorizar las lecciones que la vida os da, alcanzarán la evolución de vuestro espíritu y comprenderán la finalidad de la lucha que los va forjando, el dolor que los pulimenta, el trabajo que ennoblece, el saber que ilumina y el amor que eleva.
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Aquí tienen el último tiempo para reparar sus faltas, ya que están sujetos a la ley de evolución. EVOLUCIÓN: palabra que estará en los labios de la humanidad cuando se ocupe de su espíritu, porque significa progreso, elevación, transformación y perfeccionamiento.
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Yo soy quien envía a los espíritus a encarnar de acuerdo con la ley de evolución, y en verdad os digo, que no serán las influencias de este mundo las que hagan variar mis planes divinos, porque por sobre todas las ambiciones de poder se hará mi voluntad. Ustedes engendran hijos de su carne, mas Yo soy quién distribuye los espíritus en las familias, en los pueblos, en las naciones, en los mundos, y en esa justicia impenetrable para los hombres, se manifiesta mi amor.
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A veces le corresponde habitar en un ser cuyo corazón encierra gran rebeldía y entonces le parece difícil manifestar su luz. Ese corazón será su crisol y su prueba en la vida y si logra someterle y persuadirle de que sólo estando en armonía materia y espíritu puede el hombre encontrar la paz, entonces habrá triunfado de su prueba y podrá aspirar a un mundo más elevado.
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Esa es mi justicia, que siempre os da la oportunidad de reparar la falta o de rectificar el error. Mi juicio en cada espíritu, por medio de esta ley, es perfecto e inexorable. Sólo Yo sé juzgarlos, porque cada destino es incomprensible para los hombres. Así, nadie es descubierto ni delatado ante los demás.
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El tiempo de la restitución y de la purificación tenía que llegar aunque para ello tuvieran que pasar siglos sobre el mundo y vuestro espíritu tuviese que aguardar esa hora. Y ese tiempo ha llegado, es éste, comprendedlo, vividlo y aprovechadlo.
No es la primera vez que vuestro espíritu viene a habitar en este mundo, ha mucho tiempo que a través de distintas materias, Yo le he permitido que reencarnara para que así se dignifique ante mi Ley.
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