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Hombres en edad madura y ancianos: no lamentéis el tiempo que dejasteis pasar sin haberme oído, hoy estáis conmigo. Si me amáis, podréis conocer en poco tiempo mi enseñanza y aprovecharla. Ya estáis en el camino y podéis dar principio a la jornada.
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ANCIANIDAD: os habéis doblegado bajo el peso del tiempo y de las luchas, vuestros labios callan, vuestro corazón está triste; mucho habéis aprendido en la vida, no podéis aspirar a las glorias del mundo, porque vuestra juventud quedó atrás y sólo ponéis vuestra esperanza en la vida que más allá de la muerte espera a vuestro espíritu.
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Os sentís inútiles porque vuestros hermanos creen que para nada servís, porque no ayudáis materialmente, pero sabéis que en vuestro corazón arde una luz y existe un libro. Yo, vuestro maestro, os comprendo; conozco vuestro corazón y os digo: CONVERSAD CONMIGO, MIRAD CÓMO OS ENVUELVE MI AMOR.
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Esperad tranquilamente la hora del llamado, no os inquietéis, ahí os espera la vida verdadera, LA JUVENTUD ETERNA. La tristeza de muchos hombres proviene de no haber encontrado en su larga jornada un árbol frondoso a cuya sombra descansar, encontraron árboles en el camino, pero estaban secos y su semilla vana.
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El anciano me dice: tarde llego ante vos ¡Oh, Padre mío! Y muy poco tiempo gozaré de vuestra palabra, beneficios y caridad. Y el Padre le dice: anciano, sed conmigo, nunca más os apartéis de mí, seguidme hoy y cuando vuestro espíritu llegue a los umbrales del valle espiritual y sea en la nueva vida, no tendréis edad. SERÉIS SIEMPRE JOVEN Y FUERTE. No lamentéis haber llegado ahora que vuestro cuerpo está cansado y enfermo, a conocer la luz de mi doctrina.
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Yo he venido como doctor al lecho del enfermo y he puesto en él todo mi amor y mi cuidado. Mi luz ha sido como agua cristalina en los labios abrasados por la fiebre y al sentir mi bálsamo sobre su frente, me ha dicho; Señor, sólo vuestra caridad puede salvarme. Me encuentro gravemente enfermo del espíritu y la muerte llegará muy pronto a mí. Y yo le he dicho: No moriréis, porque yo, que soy la vida, he llegado y todo lo que habéis perdido, os será devuelto.
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¡Ah si supieseis vivir con la sencillas de las aves que viven amándose y que cuando sienten que el invierno se aproximan emprendiendo el vuelo en busca de mejores climas, pero dejando preparados los nidos en los árboles para que sirvan de hogar a sus hermanos¡
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El invierno de vuestra vida es la vejez; más vosotros que sois hombres de poca fe, miráis en ese invierno de la frialdad de la muerte y del fin, sin comprender que SIEMPRE DESPUÉS DEL INVIERNO LLEGA LA PRIMAVERA CON SUS RENUEVOS, SUS TRINOS Y SUS PERFUMES.
Temas del Tercer Testamento, Ediciones el nuevo mensaje
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