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Dedico estas palabras a la niñez, a la cual exhorto para que se fortalezca en la virtud y huya de la corriente de la maldad que ha arrastrado a tantos corazones al precipicio.
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NIÑEZ BENDITA: Conozco vuestra oración y entiendo vuestro lenguaje; no os toman en cuenta porque os juzgan pequeños y débiles, ignorando al espíritu que en vos se oculta. El niño sabe intuitivamente que es impotente para luchar por si mismo y entonces deposita toda su confianza en sus padres. Nada teme cuando se encuentra al lado de ellos, sólo bien espera y sabe que nada le faltará, luego va descubriendo que en ellos existe una fuente de saber, de ternura y de vida, por lo que en su compañía llega a experimentar la felicidad.
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Los niños de este tiempo me hacen ver su camino azaroso, me dicen que el ambiente en que respiran, no es el más propicio para la espiritualidad y me piden la luz para sus padres y maestros; en ellos, desde pequeños, se ha establecido una lucha entre el espíritu y la materia, en la que algunas veces vence el bien y la razón y otras se sobrepone la carne.
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Hoy me escuchan los niños y les hablo igual que los hombres de edad madura o a los ancianos. ¿Por qué no hablo en otro lenguaje a los niños, si son pequeños sus entendimientos? Porque su espíritu es grande al igual que el de vosotros, porque ellos pueden comprenderme, porque no es la carne a la que vengo a hablar, SINO AL ESPÍRITU.
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LA JUVENTUD
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Mientras el hombre es niño aún, ora y piensa en Dios; lo mismo hace cuando ha transpuesto la cumbre de la montaña de su vida y comienza a hundirse, como el sol en el ocaso. Pero cuando su corazón es como un ave, que está ansiosa de volar y su carne vibra al contacto de las tentaciones del mundo y se siente fuerte, se aleja entonces de las lecciones divinas, porque no quiere que esta doctrina de humildad, de amor de sacrificio le llegue a reclamar en cada uno de sus pasos, sus obras palabras y pensamientos.
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Hasta que el corazón humano se sienta naufragar en el mar de sus pasiones, es cuando levanta sus ojos en busca del faro divino, cuya luz le deslumbra el camino que le conduzca al puerto salvador. Quiero que desde su más tierna edad, estas criaturas tengan pleno conocimiento de la misión que el futuro les tiene destinado. También he hablado directamente de la juventud para orientarla en el incierto camino de su vida, porque yo la contemplo como una frágil barquilla en medio de un mar embravecido, y para ayudarla, he levantado frente a sus ojos mi obra como un faro luminoso para que la guíe al puerto de salvación. La juventud en la que se encuentra más alejada de mí.
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DONCELLAS: Sólo yo os comprendo; vuestro corazón se ha abierto a la vida como la corola de las flores; soñáis como el amor, con la ternura, con la dicha, y os digo: No soñéis más; despertad, que mucho tenéis que prepararos para que cumpláis con la sublime misión que os espera. Preservad en la oración y en la virtud; sois vosotras fuentes de donde brotarán las generaciones del mañana.
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VARONES: Huid de los vicios para que vuestra sangre sea semilla fértil y los frutos del mañana sean agradables. Juventud; orad y practicad mis leyes, porque quiero servirme de vosotros. No encadenéis vuestro espíritu con las falsas grandezas del mundo. SED LIBRES, con esa libertad que concedo al hombre dentro de mis preceptos. No sembréis el dolor para que no recojáis esa simiente.
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He inspirado al corazón de los jóvenes, mancebos y doncellas, para nuevas generaciones. Por eso, mirad que a veces en mis lecciones desciendo de la enseñanza espiritual al consejo, para que os conduzcáis con rectitud dentro de la vida humana. Estoy hablando al corazón del hombre, exhortándole a la regeneración, haciéndole comprender el daño que causa al cuerpo los vicios y el mal que ocasionan al espíritu.
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Os he dicho que el hombre que se deja dominar por un vicio, se ha olvidado de que el espíritu no debe ser vencido, se ha olvidado de que la verdadera fortaleza consiste en destruir al mal con la virtud. La inocencia bendita se contamina con la maldad del mundo, la juventud transita en vertiginosa carrera y las doncellas se han despojado del pudor, de la castidad, de la honestidad; todas estas virtudes han partido de sus corazones, han alimentado las pasiones mundanas y sólo anhelan los placeres que les conducen al abismo.
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Ha mucho tiempo que se os dijo: “HONRAD A VUESTRO PADRE Y MADRE” (Ver Éxodo 20:12) y la mejor forma de honrarlos es llevando una vida recta y virtuosa. Honrad con vuestra vida a quienes por mi voluntad os dieron la existencia, y mañana vuestros hijos os honrarán a vosotros.
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Todos los espíritus tenéis en mí a un Padre divino y si os he dado la vida material padres humanos, es para que den vida a vuestro cuerpo y representen cerca de vosotros a vuestro Padre celestial. Os he dicho: “AMARAS A DIOS SOBRE TODO LO CREADO” y he agregado “Honrarás a tu padre y madre”. No descuidéis entonces vuestros deberes; si no habéis reconocido el amor de vuestros padres y aún los tenéis en el mundo, bendecidlos y reconoced vuestros méritos.
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Apartaos de tantas tentaciones que acechan vuestro paso en este tiempo. Orad por las ciudades pecadoras, donde tantas mujeres se pierden, donde tantos santuarios se profanan y donde tantas lámparas se apagan.
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Extended con vuestros ejemplos la semilla de vida, de verdad y de luz que contrarresten los efectos de la falta de espiritualidad en la humanidad.
Temas del Tercer Testamento, Ediciones el nuevo mensaje
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